Beneficios de la Osteopatía Craneosacral para Bebés: Promoviendo un Desarrollo Equilibrado
La osteopatía craneosacral, una terapia suave y eficaz, evita alteraciones relacionadas con el parto y favorece el desarrollo equilibrado del bebé.
El Parto: Un Momento Crítico para la Madre y el Neonato
El parto es un momento crucial en la vida de la mujer y del neonato. Aunque todo vaya aparentemente bien, se producen tensiones que pueden tener consecuencias a corto, medio y largo plazo.
Tratamiento Osteopático: Apoyo Vital para el Cuerpo del Recién Nacido
Un tratamiento osteopático a tiempo es la ayuda que necesita el cuerpo del niño para continuar su desarrollo con equilibrio.
El trayecto de 12 centímetros desde el claustro materno al mundo exterior es un viaje arriesgado que puede durar hasta quince horas entre dilatación y expulsión. Durante el parto se comprime el cráneo del bebé. La forma de la cabeza puede cambiar y los huesos del cráneo pueden llegar a superponerse. El cuello y el cuerpo entero se someten a una serie de tensiones.
Después del Parto: Cómo la Osteopatía para Bebés Puede Ayudar
Incluso en el parto menos traumático el cráneo sufre una compresión. Pero, además, diferentes contratiempos en el nacimiento pueden hacer que no todo sea tan sencillo como desearíamos:
Tratando las Consecuencias: Cómo la Osteopatía Aborda los Desafíos Postparto
- El uso de fórceps o ventosas para la extracción del bebé.
- El cordón umbilical puede dar la vuelta alrededor del cuello.
- Cuando el bebé se presenta en una posición distinta a la normal (de nalgas, con un brazo por delante, etc.).
- El parto por cesárea, que no está libre de tensiones.
- La anestesia epidural a menudo impide que la madre dirija adecuadamente las contracciones.
- La tensión emocional de la madre se traslada al cuerpo.
Como consecuencia, a veces los niños presentan asimetrías en la forma de su cabeza o en el movimiento de sus brazos y piernas. Pueden sufrir tortícolis. Tardan en succionar para comer, lloran excesivamente, son demasiado sensibles a cualquier estímulo, sufren alteraciones digestivas, dificultades respiratorias, problemas en ojos y oídos, desarrollo lento o irregular, dificultades para dormir, etc.
Otras veces los síntomas aparecen cuando el niño empieza a ir al colegio. Hiperactividad, dificultades para mantener la atención o aprender son alteraciones cuyo origen puede remontarse al nacimiento.
En algunos casos la intervención del osteópata puede ser fundamental para evitar complicaciones más graves.
Las técnicas muy suaves y delicadas que utilizan los osteópatas craneosacrales restauran la movilidad y función de los tejidos, sobre todo en torno al cerebro y la médula espinal.
De esta manera, el tratamiento apoya el buen funcionamiento de lo que en osteopatía se llama el “ritmo craneosacral”.
Durante la sesión, el terapeuta efectúa en primer lugar un examen que complementa el del pediatra. Luego, el tratamiento se realiza en la camilla.
Mediante sutiles manipulaciones de los huesos de la cabeza se desbloquean las suturas y las fascias internas del cuerpo. Actúan también sobre puntos fisiológicos y energéticos importantes: complejo sacro coccígeo, plexo solar, cavidad torácica, cuello…
El terapeuta no impone nada sobre el cuerpo del bebé o niño, sino que ayuda al “poder auto corrector” del organismo.
Por otra parte, es importante la habilidad del terapeuta para sintonizar con el bebé y la madre. Puede mantener todo el rato el contacto visual con el bebé y susurrarle sonidos suaves. En algunos casos el bebé necesita el contacto con la mamá y el tratamiento continúa mientras ella lo acoge en brazos.
Para conseguir los mejores resultados se recomienda que el tratamiento se realice cuanto antes, aunque es eficaz a cualquier edad. También es aconsejable que la madre se trate antes y después del parto.
Reconociendo los Síntomas: ¿Cuándo Debes Consultar con un Osteópata?
Se recomienda acudir al osteópata cuando el bebé se encuentra a menudo irritado, llora excesivamente y no mantiene et contacto ocular. La osteopatía le ayuda a superar traumas emocionales que a veces están relacionados con experiencias vividas por la madre durante el embarazo o el parto.
Las dificultades para hablar o tragar se resuelven actuando especialmente sobre el nervio glosofaríngeo.
Una mala succión puede resolverse al calmar el nervio hipogloso.
Los cólicos, el estreñimiento y otros problemas de digestión como regurgitaciones, vómitos y gases se tratan con técnicas que eliminan la irritación del nervio vago.
La hipersensibilidad a cualquier estímulo y problemas comunes en bebés como el estrabismo o las afecciones de oídos responden positivamente al tratamiento.
La tortícolis o las deformaciones de la columna se tratan con maniobras precisas.
La salud general del bebé resulta fortalecida.
0 comentarios